En el marco de la quinta sesión del seminario “Aportes a la construcción de la historia política de México y Latinoamérica”, el Dr. Marco Antonio Landavazo Arias, coordinador de la Investigación Científica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, impartió la conferencia magistral: “Violencia, política y cultura en el México del siglo XIX”.
Luego de reconocer el trabajo realizado en el Instituto de Investigaciones Históricas y la Facultad de Historia, por la calidad de los ponentes que impartieron conferencias magistrales en el Seminario, impartió sus reflexiones en torno a la violencia que se presentó durante la que llamó “guerra civil”, registrada en México a principios del siglo XIX.
Recordó que la lucha por la independencia en nuestro país, la búsqueda por el poder, estuvo acompañada de violencia, pero consideró necesario distinguir los tipos y motivaciones que tuvieron los hechos y decisiones violentas de los insurgentes que aspiraban a tener el control político.
Recordó múltiples acontecimientos que muestran el carácter violento de la lucha independentista y la forma en que los líderes del movimiento lidiaron con ella; desde la complacencia por cuestiones de mantenimiento de la unidad insurgente, hasta la violencia formal, oficial para imponer orden dentro de las filas del grupo independentista.
No obstante, reflexionó que, aunque el Estado cuenta con el uso legítimo de la fuerza para el cumplimiento de la ley, el poder no se funda en la violencia permanente porque las estrategias de convencimiento –a través de múltiples formas como la educación, las leyes, la religión- son más efectivas y menos costosas.
Previo a la conferencia magistral del Dr. Landavazo, estudiantes del posgrado en Historia presentaron exposiciones sobre temática relacionada con la temática del Seminario.
Edgar Augusto Sosa Vera, estudiante de la Maestría en Historia en el IIH, disertó sobre “El Partido Católico Nacional y su participación política en Morelia durante el periodo de 1911 a 1914”, en donde señaló que a la caída del régimen porfirista que negaba la participación en la acción política a los católicos, surge un despertar democrático de estos.
La revolución maderista, explicó, abrió las puertas del gobierno a políticos de diferentes corrientes, entre ellos los católicos y se crea el Partido Católico Nacional (PCN), para tratar de llevar los principios cristianos a las instituciones de gobierno, acabar con la tolerancia precaria y arreglos de palabras porfiristas.
El PCN nace en la Ciudad de México el 3 de mayo de 1911, integrado por un grupo de seglares y clérigos preocupados por encausar la participación de los católicos en la política, cuyo objetivo era lograr el reconocimiento jurídico de la iglesia y llevar a la legislación las propuestas del catolicismo social.
Sus principales centros de acción eran los estados de México, Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán, donde contaba con 172 centros y 65 mil afiliados, con lo que se demostraba la gran capacidad movilizadora de la iglesia en el seno del catolicismo social y la democracia cristiana.
La Ley Federal Electoral de 1911 y la Ley Electoral Local de 1912, señaló el ponente, establecieron la organización de dos partidos políticos en el estado, el Partido Liberal Silvista que tuvo como candidato a Miguel Silva, y el Partido Católico Nacional con su candidato Primitivo Ortiz, después de que su líder Francisco Elguero tuviera que dejar la candidatura.
El PCN estaba integrado por políticos porfiristas, hacendados, profesionistas, comerciantes, abogados, agrupaciones de obreros y clérigos que exigían la aplicación efectiva de los derechos constitucionales de los católicos, con la idea de que era obligación de los católicos apoyar al partido moral y económicamente para alcanzar el triunfo.
El resultado del proceso electoral no favoreció al PCN y ante protestas católicas, el congreso declara validas unas elecciones polémicas debido a la poca diferencia en el número de votos para gobernador, donde resultó electo el candidato de la oposición Miguel Silva.
A la caída del régimen huertista, que mantuvo buenas relaciones con la institución eclesiástica manteniendo presencia de políticos del Partido Católico Nacional, este desaparece, dando paso al surgimiento del Partido Electoral Michoacano el 13 de junio de 1914, creado a partir de los miembros del PCN pero abandonando el nombre de “católico”.