Close Up of White Face Mask (2020). Fotografía de Magda Ehlers, tomada de https://www.pexels.com/photo/close-up-of-white-face-mask-3966251/
La pandemia de coronavirus COVID-19 ha revolucionado el entorno como lo conocíamos, ha cambiado costumbres y ha logrado en unas cuantas semanas unir al mundo en una lucha contra un enemigo común. No sabemos aún cuál será la solución para lidiar con él a largo plazo, y aunque en un inicio algunos gobiernos como el del Reino Unido se decantaron por apostar al contagio y permitir que se desarrollara una inmunidad colectiva, esta parece ahora ser una apuesta muy arriesgada. Entre las soluciones posibles actualmente, se encuentra el esperar a que las comunidades científicas logren desarrollar una vacuna; pero en general, la tendencia creciente parece ser el resguardar a la población disminuyendo el número de contagios posibles, con el fin principal de no colapsar a los sistemas de salud mientras se emprende una carrera contra el tiempo para intentar encontrar un tratamiento que permita resolver los casos graves.
Muchos países han optado por implementar esquemas de confinamiento total o parcial de sus poblaciones, así como la adopción de diversas medidas de seguridad como el lavado frecuente de manos, el mantener la distancia entre las personas, el evitar las aglomeraciones e incluso promover el uso de mascarillas protectoras en ambientes expuestos, dando siempre preferencia para su uso al personal sanitario. Los efectos negativos de esta “cuarentena” han sido cuestionados por el impacto en la economía, así como el que pudiera tener en la salud emocional de las personas. Sin embargo, hasta el momento, es el único método que ha mostrado éxito al lograr el fenómeno de “aplanar la curva”, esto es, limitar el número de nuevos casos por día limitándose también el número de casos que requieren hospitalización, logrando mantener el funcionamiento de los sistemas de salud para el beneficio de la población general. Es por esa razón que el esquema de confinamiento domiciliario está siendo reforzado en muchos países, que han logrado limitar con éxito el número de personas contagiadas.
De un día para otro, el tema que ocupa nuestra mente es un virus. Sin embargo, muchas personas aún tienen dudas acerca de qué es exactamente un virus. En general, los virus son parásitos obligados, esto quiere decir que forzosamente necesitan estar dentro de otro organismo para reproducirse. El coronavirus tiene en su estructura tres componentes principales. Primero: una cadena de material genético, el ARN, que es como los planos o instrucciones de lo que necesita para construirse o sintetizarse a sí mismo. Segundo: está rodeado por una capa de lípidos o grasa que lo protege, capa que se daña o disuelve al entrar en contacto con el jabón y es por esto que el lavado de manos y superficies con agua y jabón es tan importante; también se disuelve con alcohol y por eso podemos usarlo si no tenemos agua y jabón. Tercero: el coronavirus tiene una serie de proteínas que sobresalen de la capa lipídica y que le dan su forma característica y el nombre de corona, estas proteínas son lo que le permite ser reconocido por receptores en células humanas para lograr reproducirse.
La “reproducción” de los virus se llama replicación y consiste en producir muchas copias idénticas del virus. Al entrar en contacto con una célula, el virus le “inyecta” su material genético viral el cual sirve como instrucciones y usa la maquinaria de la célula para fabricar sus componentes y armarlos. Una vez que ha hecho muchas copias de sí mismo, la célula explota y las copias, conocidas como viriones, salen al exterior buscando más células para infectar. Cuando los viriones salen de las células provocan diversas reacciones inflamatorias en el organismo al que infectaron y estas reacciones inflamatorias son las que ocasionan los síntomas de la enfermedad.
La infección por coronavirus tiene un periodo de incubación de entre 1 a 14 días con un promedio de 5 a 6 días. Durante estos días, antes de la presentación de síntomas, la persona infectada no sabe que está transmitiendo el virus y en esto radica su peligrosidad. El virus se transmite principalmente por la saliva y las vías respiratorias, aunque puede transmitirse también por las heces. El virus se transmite sobre todo cuando una persona infectada tose o estornuda, por eso es importante tomar distancia con otras personas. Aunque el virus necesita de las células, puede permanecer por cierto tiempo en las superficies en las que caen pequeñísimas gotas de saliva de personas infectadas, por eso podemos contagiarnos también al tocar estas superficies y luego llevando las manos a nuestra boca, nariz u ojos sin darnos cuenta.
Los síntomas más frecuentes de la infección son tres: fiebre, cansancio y tos seca. Se han descrito muchos otros, como opresión en el pecho, dificultad para respirar, dolor de articulaciones y diarrea; incluso, lesiones tipo moretones o hematomas en los dedos de los pies y talones, que se han descrito sobre todo en niños y personas menores de 20 años que a veces no tienen síntomas respiratorios.
La fiebre y el cansancio indican que las defensas del organismo están actuando para intentar contener la infección. En muchos casos, los síntomas no son muy graves y la persona puede resolver la infección con descanso e ingesta de líquidos; es por esto que varios de esos casos positivos se les indica reposo domiciliario. Es muy importante resaltar que la persona positiva, aunque esté en casa, sí puede transmitir el virus, por lo que es muy importante limitar el contacto con otros familiares y extremar las medidas de higiene para evitar esparcir el virus.
En algunos casos, la infección puede dar manifestaciones serias, una de ellas es una enfermedad inflamatoria respiratoria grave. Esta se produce cuando el virus provoca una reacción inflamatoria severa en los pulmones tipo neumonía. Estos son los casos que en general ameritan hospitalización.
El principal reto en este momento, es mantener funcionando eficientemente los servicios de salud. Para los pacientes que no presentan síntomas graves, la hospitalización no representa un beneficio y en cambio significa un riesgo de infección para el personal de salud, así como para el paciente, que al ingresar al hospital se expone a sobre-infectarse con bacterias o con otros virus que son comunes en los hospitales. Es por lo anterior que la hospitalización debe reservarse solo para los casos más graves, con el objetivo adicional de no saturar los servicios.
El proteger de la infección al personal de salud debe ser un objetivo prioritario en todas las comunidades, así como a las personas que constituyen los grupos de mayor riesgo. Entre estos se encuentran las personas de edad avanzada, los pacientes con enfermedades del corazón, enfermedades pulmonares, hipertensión, diabetes o personas con enfermedades que ameritan supresión del sistema inmunológico, como pacientes con trasplantes, cáncer o enfermedades autoinmunes como el lupus. Todos tenemos la responsabilidad social de proteger de la infección a estos grupos vulnerables.
Hasta el momento no se cuenta con un tratamiento o cura específico contra el coronavirus COVID-19. Esta infección llegó de manera tan intempestiva, saturando los servicios y ocupando a los profesionales de salud en el tratamiento de los pacientes, que las formas de presentación clínica de esta infección no han sido todavía descritas con exactitud y tampoco se ha encontrado aún un tratamiento que lo cure específicamente.
En muy poco tiempo se han generado grandes cantidades de información tanto informal como científica de alto nivel, que ha llegado a ser difícil identificar aquella información que realmente cuenta con un sustento. Como en muchos temas de actualidad, a veces resulta difícil distinguir la información real de las noticias falsas o “fake news”.
Acerca del coronavirus, cada día surgen cientos de artículos y escritos y se ha llegado a tener información exagerada. Entre las falsas noticias que han causado revuelo se encuentran el que este virus fue generado en un laboratorio con el fin de causar infección y daños económicos a los países, pero no es así: la información científica en cuanto a su genoma apunta a que en realidad el virus evolucionó naturalmente pasando de alguna especie animal aún no identificada con precisión al humano.
Alguna de esta información surge de artículos científicos pre-publicados incluso en revistas serias de alto impacto, que luego son retirados al no cumplir con los estándares de calidad necesarios para permanecer publicados; sin embargo, en el tiempo que logran permanecer, son compartidos y difundidos ocasionando la generación de esas “falsas noticias”. Es por lo anterior que siempre es necesario checar las fuentes de información y preferir los comunicados oficiales de organismos como autoridades de salud, universidades, centros de investigación, etcétera, y desconfiar de las cadenas, noticias y notas sensacionalistas que no registran en forma precisa su fuente de información.
La pandemia por coronavirus puede ser un reto muy importante a enfrentar en este siglo y necesitamos la información más veraz para intentar combatirlo. Es de gran importancia tomar con calma, pero con mucha seriedad, las medidas de protección que están siendo enunciadas por las autoridades de salud de los distintos países y que se ajustan a la forma y al momento de presentación de la infección. Solamente trabajando en comunidad y colaborando todos es que lograremos salir adelante de este importante desafío.
Para saber más:
Lake MA. “What we know so far: COVID-19 current clinical knowledge and research”. Clinical Medicine. London, England, 04 Mar 2020, 20(2):124-127. DOI: 10.7861/clinmed.2019-coron.
Ioannidis J.P.A. “Coronavirus disease 2019: The harms of exaggerated information and non-evidence-based measures”. European Journal of Clinical Investigation. 2020; 50, 4. doi: 10.1111/eci.13222.
Public Health England Novel Coronavirus (2019-nCoV): infection prevention and control. Gov. UK. 2020. https://www.gov.uk/government/publications/wuhan-novel-coronavirus-infection-prevention-and-control
Sohrabi C, Alsafi Z, O’Neill N, Khan M, Kerwan A, Al-Jabir A, Iosifidis Ch, Agha R. “World Health Organization declares global emergency: A review of the 2019 Novel Coronavirus (COVID-19)”. International Journal of Surgery. 2020; 76, 71-76. doi: 10
MARTHA EVA VIVEROS SANDOVAL
Laboratorio de Hemostasia y Biología Vascular
División de Estudios de Posgrado
Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez”, UMSNH
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