La educación preescolar en tiempos de pandemia

Escrito por DANIELA LICA, Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH
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Child with Laptop. Fotografía de Frank McKenna vía Wunderstock, tomada de https://wunderstock.com/photo/child-with-laptop_xtdtz8EkPaov

La alternativa pedagógica escolar ante la pandemia del Covid-19 por parte de gobiernos de todo el mundo, el de México incluido, ha sido el acceso a clases virtuales por medio de diferentes plataformas. El pasado 21 de abril, la Secretaría de Educación Pública (SEP) transmitió, en el canal de Youtube de Google para Educación, un webinar de la presentación de la Nueva Escuela Mexicana virtual, como una estrategia para compensar la suspensión de las clases en las aulas desde el mes de marzo.

La autoridad gubernamental ofreció la medida como una alternativa innovadora, a la altura de los adelantos tecnológicos actuales, solución de emergencia para solventar la necesidad educativa y que involucra a más de 23 millones de mexicanos entre estudiantes y profesores de educación pública.

La propuesta de la Escuela Mexicana virtual por medio de Google para Educación ofrece el servicio a la mayor comunidad educativa del país, el sector básico público, teniendo al nivel primaria como grupo primordial de enfoque. La manera convencional de dar las clases queda atrás y se espera que desde sus casas se ejecute un mecanismo compensatorio de planes y programas para no perder el ciclo escolar.

Tal parece que el interés seguirá estando centrado en los aprendizajes formales para el mundo competitivo y no en la educación humanista con amplia oportunidad de desarrollo humano y social, que desde el ciclo escolar pasado ha pregonado el gobierno federal del presidente Andrés Manuel López Obrador por medio de la SEP.

Y es que desde el gobierno anterior se promueven las ventajas digitales innovadoras propuestas en el Nuevo Modelo Educativo del presidente Enrique Peña Nieto, con los llamados Aprendizajes Clave, que permitían al alumno adquirir educación de calidad que los preparaba para los nuevos retos de la vida competitiva global actual.

Ahora, con la presentación de la propuesta de google para la educación, el objetivo es la adquisición de aprendizajes encaminados a la excelencia educativa por medio de dispositivos tecnológicos, que en primera instancia son para compensar la contingencia sanitaria impuesta por la Secretaría de Salud.

Pero hay una incongruencia evidente: el secretario de Educación mencionaba un día anterior a la presentación de esa propuesta, que los docentes no se pueden sustituir, ni las formas de clase tradicionales en las aulas; pero al día siguiente informa sobre la gran oportunidad digital que se está ofreciendo, como una respuesta temporal que da solución parcial a la situación que enfrenta el país y en general el mundo, pero que está orientada como una posibilidad hacia el futuro de la educación en México.

Al parecer, la perspectiva al menos durante estos meses, y que no sabemos todavía hasta cuándo, es la de observar niños sentados frente a la computadora tomando clases virtuales con su profesor y sus compañeros. Esta falsa percepción de que es casi igual que en el salón de clases, medida necesaria para mantener el distanciamiento social, se resiente sobre todo en ese contacto físico que había entre compañeros en las escuelas hasta antes de la pandemia.

La reflexión viene precisamente en el sentido de que, aunque estemos en tiempos tecnológicos, la escuela no se puede sustituir, ni tampoco cubrir en la totalidad las materias y asignaturas que se dan en las escuelas, ya que la aplicación de Google Classroom no es una réplica exacta de esa dinámica escolar previa a la pandemia.

En este momento, se entiende que el objetivo es cubrir contenidos curriculares de planes y programas para sacar bien librado el ciclo escolar y la educación preescolar no es la excepción, ya que como mencionó el secretario de Educación, “se busca alinear la planeación y dinámicas de clase a las nuevas condiciones”. Cosa que es imposible por muchas razones.

En primer lugar, es una situación excepcional a la que nos enfrentamos, siendo una experiencia totalmente nueva para la población, incluidos nuestros alumnos. En segundo, la prioridad deben ser los alumnos y no los planes y programas; en ese sentido, las necesidades de los niños, sobre todo las emocionales y sociales, no creo que se cubran en una modalidad virtual, especialmente en preescolar, y es que a pesar que para este nivel la oferta es consultar material interactivo como cuentos y videos y no necesariamente tomar clases en línea, lo esencial no se está cubriendo. Y en tercer lugar –una de las más importantes implicaciones que merece la pena otro análisis–, la deficiente infraestructura digital que tiene nuestro país dificulta la estrategia implementada por el gobierno, que probablemente sea el mayor obstáculo para su viabilidad.

Por lo pronto, conviene reflexionar sobre la viabilidad pedagógica, pues ya desde antes de la pandemia el sistema educativo mexicano iba direccionando el preescolar hacia una escuela de carácter instructivo; es decir, con niños que se espera que estén más tiempo sentados trabajando con libros de apoyo, tomando una clase más informativa que formativa, donde se espera que el docente diseñe estrategias encaminadas a enseñar a leer y escribir y donde las matemáticas cada vez menos se enseñan jugando.

Se ha olvidado que en preescolar es primordial el trabajo con contenidos que favorezcan competencias de lenguaje oral, aprendizajes que desarrollen habilidades de carácter personal como la autonomía y confianza, por ejemplo, así como las capacidades sociales, artísticas y lúdicas que impliquen el movimiento y que los docentes orientan con materiales específicos, en lugares específicos, con estrategias específicas.

En un inicio, con anterioridad a la presentación de la estrategia digital, la opción del gobierno era que por medio de la televisión se tomarían clases compensatorias. Se trataba de ver una programación de canales educativos con contenidos que abarcan la mayoría de campos de formación académica del programa de educación preescolar, donde el niño es mero espectador, con una carga curricular excesiva donde ya desde ahí, los padres de familia se sienten incapacitados para encaminar en este nivel lo que regularmente se hacía en las escuelas en condiciones normales. Excluyendo de la programación, además, actividades primordiales formativas, como educación física y artes; pero la mayor dificultad es que el niño de esa edad no logra la capacidad de tolerancia para esa forma de educación, ello sin contar con lo más importante, los contenidos.

Si la preocupación son los programas curriculares, es posible aprender en torno a la misma pandemia, desarrollar contenidos desde esa perspectiva apegados a la realidad del alumno. En cada nivel y desde distinta complejidad, realizar reflexiones mediante cuestionamientos de cómo ha cambiado la rutina, cómo se sienten emocionalmente, cómo se contagia este virus, que consecuencias posteriores tendrá, observar la estadística de contagios y cómo prevenir.

Cubrir en este momento los planes y programas en su totalidad sale sobrando. La realidad del niño es otra, y es desde esa realidad que el docente debe trabajar; ya habrá tiempo en un futuro para desarrollar estrategias compensatorias, mejores momentos. Las instancias gubernamentales, los padres de familia y los mismos docentes deben dejar el temor de generar a largo plazo lagunas académicas, sobre todo porque cuando se suspendieron clases ya se habían cursado casi dos terceras partes del ciclo escolar.

Lo ideal para la educación preescolar, y diría que para el resto de los niveles educativos, es enseñar contenidos que cubran la necesidad emocional y psicológica que actualmente está mermando en la salud mental de nuestros alumnos. Como ha dicho Sebastián Plá en un reciente twitter: los docentes podrían estar equivocando el camino, al querer llevar la escuela a casa, con la misma carga y contenidos curriculares, en lugar de responder a la necesidad de la niñez de sobrellevar el encierro.


 

DANIELA LICA

Estudiante de la Maestría en Enseñanza de la Historia

Instituto de Investigaciones Históricas

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Erika
Saludos. En mi caso, tengo en contra la carga emocional del papá por Covid. Eso sale a relucir cuando menos los espero en mi hijo. Como puedo le reconforto, le vuelvo a explicar que él se encuentra mejor y nuestra tarea es vivir lo mejor y felizmente posible. Pero estoy muy preocupada cómo enseñarle en casa, ya que las tareas y la programación de la TV las considero insuficientes. Pero temo no tener la estrategia correcta, los medios y la destreza plena para cubrir las necesidades de mi hijo. He comprado libros, juegos didácticos, papelería en general, una gran inversión considero, con tal de apoyar y fortalecer la curiosidad de mi pequeño. Pero me gustaría saber qué más puedo hacer para evitar más rezago. Espero pueda orientarme al respecto. También he buscado material de repaso en internet: ejercicios de grafomotricidad , correlación, recortar y pegar. En fin.
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