Fotografía de la NASA vía Unsplash, tomada de: https://unsplash.com/photos/1lfI7wkGWZ4
Escribir sobre Jon Snow no es difícil. A muchos les hace recordar al personaje ficticio de la saga de libros ‘Canción de hielo y fuego’ de R.R. Martin, cuya famosa adaptación de HBO “Juegos de Tronos” lo convierte en uno de los personales principales. Como soldado de la Guardia de la Noche fue custodio de El Muro, la frontera que separa el continente de Poniente de las tierras heladas del norte donde viven los salvajes. Sin embargo, con la crisis global a la que nos ha expuesto el nuevo coronavirus SARS CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, es casi obligatorio mencionar a otro John Snow (Sí, con “h”): Nacido hace poco más de 200 años (en 1813), John Snow fue un físico inglés y un líder en el desarrollo de la anestesia e higiene médica. Es considerado como uno de los fundadores de la epidemiología moderna y mejor conocido por su famoso mapa sobre el cólera.
A finales de agosto de 1854 hubo un brote masivo de cólera en el distrito de Soho, Londres. Poco más de 120 personas murieron en el transcurso de tres días. John Snow sospechaba que la misteriosa enfermedad, que mató a sus víctimas a los pocos días de los primeros síntomas, acechaba en el agua potable de Londres. Investigando entre los registros de hospitales e informes de la morgue, Snow pudo rastrear las ubicaciones precisas de estos brotes mortales. Creó una carta geográfica de las muertes por cólera durante un período de 10 días y encontró un grupo de 500 infecciones fatales que rodeaban la bomba de Broad Street, un pozo popular de la ciudad para el agua potable. Cuentan que John Snow convenció a los funcionarios de clausurar la bomba, y los casos de cólera en el área disminuyeron inmediatamente.
El Dr. John Snow presentó el mapa por primera vez en la reunión de la London Epidemiological Society en diciembre de ese año, en su obra “On the mode of communication of Cholera”. Recientemente, en honor al bicentenario de su nacimiento y utilizando nuevas herramientas tecnológicas, Simon Rogers de The Guardian’s Data Blog recreó un mapa interactivo utilizando los datos de Robin Wilson de la Universidad de Southampton. El trabajo del Dr. Snow fue importante por si solo ya que permitió visualizar espacialmente las concentraciones de las muertes y determinar la causa probable de propagación de la enfermedad; resalta el uso temprano de la cartografía en epidemiología como un ejemplo popular en el análisis geográfico.
A siglo y medio de este primer caso de aplicación de información espacial, los Sistemas de Información Geográfica (SIG) modernos se han convertido en herramientas esenciales en el estudio de las epidemias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de los SIG, por el fuerte vínculo entre salud y geografía, apoyando su uso para analizar la accesibilidad física a los servicios de salud, vinculando los resultados con los procesos nacionales de planificación y costos. Con el reciente brote de COVID-19 y la declaratoria de pandemia por parte de la OMS a finales de 2019, la aplicación de los SIG no se ha hecho esperar.
Para comprender la distribución de los casos COVID-19, los epidemiólogos utilizan modelos SIG para pronosticar y visualizar su propagación a través del espacio y el tiempo. Los investigadores los utilizan para mapear los límites alrededor de áreas de infección conocida para rastrear quién pudo haber estado expuesto a la infección y son las herramientas de inteligencia de ubicación las que ayudan a las autoridades a encontrar y ponerse en contacto con las personas que ingresaron a la órbita de una persona infectada.
Es indiscutible que los SIG han apoyado a guiar las decisiones sobre cuándo y dónde implementar medidas de control, prevención y vigilancia. Para muchos, la imagen que aparece en nuestra mente es el conocido mapa interactivo de la Universidad John Hopkins. De fondo casi negro y en un gris oscuro representando los países, el mapa enfatiza la importancia del espacio físico donde el brote se está extendiendo. El total de casos COVID-19 por país es representado por círculos en un rojo intenso cuyos diámetros son proporcionales con el tamaño del contagio. Este mapa fue desarrollado para proporcionar a los investigadores, las autoridades de salud pública y el público en general una herramienta fácil de usar para rastrear el brote y es la imagen que nos han regalado diferentes medios de comunicación a la cual podemos acceder fácilmente desde nuestra computadora o smartphone. Además de enfatizar que es una de las fuentes oficiales de información sobre el tema. Todos los datos recopilados se ponen a disposición de forma gratuita a través de un repositorio de GitHub, junto con las capas que ahora se incluyen en ESRI Living Atlas.
En este último aspecto, ha sido de gran importancia la disposición de la sociedad, empresas y de los gobiernos a abrir los datos. Por mencionar algunos, la empresa ESRI además de proporcionar acceso gratuito a su plataforma ArcGIS y recursos de aprendizaje para apoyar a los estudiantes universitarios que no tienen acceso a los laboratorios de cómputo de su universidad, también está proporcionando herramientas de visualización geospacial a organizaciones de salud pública, hospitales y empresas de todo el mundo en apoyo a la pandemia durante el brote de COVID-19. El portal Open Data Watch ha lanzado el sitio “DATA in the time of COVID-19” donde se organiza la información en función de su disponibilidad, diseminación, uso y retroalimentación.
Recientemente, Apple y Google lanzaron la primera versión de su API (Application Program Interface) de notificación de exposición y Twitter está ayudando a los desarrolladores e investigadores a estudiar la conversación pública sobre COVID-19. Con esto, los desarrolladores pueden usar la API para crear nuevas aplicaciones de seguimiento de contactos y notificaciones para agencias de salud.
El Gobierno de México no ha sido la excepción y a través del portal de datos abiertos pone a disposición de la población en general la información referente a los casos asociados a COVID-19 con el propósito de facilitar a todos los usuarios el acceso, uso, reutilización y redistribución de la misma. Es de resaltar el sitio Covid-19 México, un esfuerzo titánico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) en conjunto con Centros CONACyT (CentroGeo, GeoInt, y DataLab) para poner a disposición un mapa interactivo casi en tiempo real con los registros de casos y muertes por COVID-19. Recientemente, integrando variables demográficas, socioeconómicas y de salud, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentó un mapa de vulnerabilidad en México ante el COVID-19, que muestra el grado de vulnerabilidad al que están expuestos los municipios en nuestro país.
El reto ahora es mejorar la colaboración de trabajo entre sociedad y gobiernosistematizar las herramientas disponibles y estandarizar los datos para obtener una comprensión más profunda de cómo esta pandemia cambiará nuestro mundo. Como desarrollador SIG, siempre es satisfactorio representar los datos de diferentes maneras. Los mapas casi siempre son mi primera opción porque cuentan una historia en un lenguaje que todos podemos entender. Hace poco más 150 años el mapa de cólera del Dr. John Snow cambió la forma en que veíamos el mundo. ¿Los mapas del nuevo coronavirus SARS CoV-2 han cambiado tu forma de ver el mundo?
Me gustaría finalizar citando textualmente a Allen Carroll: Literalmente, se han publicado miles de hubs y dashboards en las últimas semanas. Detrás de esos esfuerzos, y en gran medida invisible para el público, está el trabajo de legiones de profesionales de SIG, que recopilan datos, realizan análisis y ayudan de diversas maneras. Aunque su nivel de sacrificio palidece en comparación con los trabajadores médicos en la primera línea de la pandemia, su trabajo es, a su manera, heroico.
RAFAEL HERNÁNDEZ GUZMÁN
Cátedras CONACyT
Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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