Fotografía de Lucas Favre vía Unsplash, tomada de: https://unsplash.com/photos/MNXaW_ABlZY
A partir de diversos datos macroeconómicos que han venido surgiendo a lo largo de los días del gran confinamiento, se puede señalar que la situación económica que se vivirá en los próximos meses y años, será una que la humanidad nunca antes había experimentado.
En referencia a crisis globales, el referente quizás más cerca en la memoria histórica, se encuentra casi un siglo atrás, la denominada crisis del 29, que tuvo una gran repercusión global y que para muchos países les llevó un proceso de recuperación que oscilo entre diez a treinta años. La siguiente gran crisis que se tiene registrada por su impacto mundial, es la generada en el año 2008, vinculada a mecanismos financieros, en esta ocasión, el proceso de recuperación fue relativamente corto que duro de uno a cinco años según el grado de competitividad de las economías, así como esfuerzos de política fiscal y monetaria implementada por los gobiernos de los países. Las causas del surgimiento de una y otra crisis, responden a diversos factores vinculados por supuestos a realidades económicas distintas. La historia de la economía de mercado o capitalista, está marcada por una lógica inherente: los ciclos económicos, caracterizados por etapas de crecimiento, auge, recesión, crisis.
Como muestra del impacto negativo de esta crisis en México, baste señalar que recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estima que, en el año 2020, México puede alcanzar una cifra máxima de 10 millones de nuevos pobres, proveniente principalmente de la clase media y de espacios urbanos. Según cifras proveídas por el Centro de Investigación y Docencia Económica, A.C. estiman que el valor del daño a la economía en términos de la pérdida de mercado hasta el mes de abril, ascendía a un valor superior a los cien mil millones de dólares, un equivalente al 8% del PIB, en apenas dos meses de iniciado el confinamiento. Cifras que dan cuenta de la importancia de dimensionar justo la naturaleza de este fenómeno económico que estamos experimentando.
Con estos antecedentes, surgen diversos cuestionamientos que intentan dilucidar sobre los mecanismos de resiliencia en los componentes y factores que generan valor y riqueza en la economía, así como en la sociedad, ¿qué tipo de crisis estaremos enfrentando?, ¿existe algún vínculo entre ésta y las precedentes?, ¿qué tipo de políticas debieran implementarse para favorecer la recuperación?, ¿qué medidas son necesarias considerar para mitigar los efectos sociales?, ¿cómo abordar los nuevos retos en términos de salud pública, educación?, entre otros aspectos.
Partir de diagnósticos correctos sobre la naturaleza y alcance de la actual crisis, presupone adoptar, al menos teóricamente, las medidas correctas para su recuperación. El propósito último es establecer las agendas post COVID-19 desde los diversos espacios económicos y sociales que permitan retomar, al menos, a la situación previa a la emergencia sanitaria en las cual nos encontrábamos.
En concordancia con lo anterior, con el objetivo de comprender la situación económica actual y definición de actividades a seguir, es de vital importancia asumir una postura de largo plazo y de revisión de grandes tendencias que las crisis recurrentes han presentado, incluso para identificar si la que estamos experimentando hoy, tendría alguna conexión con las que nos han precedido. Esta postura de gran perspectiva en el largo plazo, quizás, nos pueda ayudar a construir algunas hipótesis sobre la naturaleza de la actual y por ende, las estrategias a adoptar. Por supuesto, un estudio más exhaustivo podrá ayudarnos a validar o desechar argumentos sobre lo que ahora simplemente podamos reflexionar.
Si nos remontamos a la historia de las crisis del capitalismo, como lo apunto en sus estudios de los ciclos largos, el ruso Nikolai Kondratieff, la economía mundial desde la denominada primer revolución industrial, en promedio, cada medio siglo, el mundo ha experimentado un ciclo recurrente de auge y crisis, ciclos que se dividen entre 20 o 25 años de expansión, crecimiento, auge y otro tanto igual de recesión y crisis. Una regla que da cuenta de las mutaciones globales que se han venido sucediendo con una regularidad asombrosa.
Atendiendo a este patrón empírico, podemos encontrar cinco grandes momentos a partir de la mecanización de las actividades productivas en Inglaterra, Carlota Pérez, profesora de la London School of Economics, ha caracterizado a partir de los ciclos Kondratieff, cinco revoluciones científico tecnológicas y económicas, denominados por ella, Paradigmas Tecno-Económicos. Las fechas propuestas para el inicio de cada una de ellas responden a los siguientes años: 1771, 1829, 1875, 1908 y 1971. Los argumentos de inicio están establecidos a partir de hechos científico-tecnológico denominados “big-bang”, los cuales generaron cambios cualitativos y cuantitativos en los procesos de reproducción económica, siguiendo a Joseph Aloe Schumpeter, lo que se conoce como “destrucción creativa”, que impone nuevos sectores económicos de alto valor agregado basados en esos hechos tecnológicos disruptivos, que vienen a reemplazar los sectores económicos obsoletos o tradicionales, que su tasa de rentabilidad es claramente baja, que incide en la profundización de las etapas de recesión y crisis de las economías.
La primer revolución se centra a la aparición de la maquina hiladora de algodón en Arkwrigth en Cromford, Inglaterra; la segunda, a partir de la primer prueba de la máquina de ferrocarril “Rocket” que correría de Liverpool a Manchester; la tercera, situada ya en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, con la aparición de la industria del acero y la electricidad; la siguiente, con el petróleo, la industria automotriz y los sistemas de producción en masa; la última, iniciada con la era del microprocesador, reforzada en los ochenta y noventa con la entrada y masificación del Internet. Cada una de estas cinco fases, tienen rasgos comunes, asociados al componente científico y tecnológico con el cual irrumpe, la presencia de materias primas relativamente baratas (carbón, minerales, petróleo, silicio), la generación de nuevos productos y procesos, por ende, mercados y medios de comunicación que posibilitan la difusión de la tecnología y la transformación económica que sucede.
Si siguiéramos este patrón recurrente, tomando como referencia el año del inicio del último paradigma tecno económico (1971), tendríamos que alrededor de 2020, el referente que marcaría el inicio de un nuevo paradigma tecno-económico, teniendo necesariamente un antecedente de profunda recesión (quizás la iniciada en el 2008 y continuada en el 2009) y concluyendo con una gran crisis de alcance global (¿2020?). Enfatizo, año derivado a partir de la regularidad estadística apuntalada por la Teoría de los Ciclos Largos Kondratieff, el argumento adyacente Schumpeteriano y los momentos históricos específicos acotados por Carlota Pérez. Lo anterior nos invita a reflexionar con suficiente evidencia empírica, si esta crisis pandémica, es sólo una circunstancia sanitaria que vino a catalizar el cambio social y económico que establecerá las nuevas relaciones productivas y de interacción global. Con datos del Banco Mundial, las tasas de crecimiento del PIB global al inicio de la década de los setentas oscilaban en valores de 5% al 6% anual, a partir del año 2008 y hasta el último dato disponible en el año 2018, estas se redujeron en promedio un 50%, teniendo países con tasas aún más críticas.
En los últimos años, previo a la pandemia COVID-19, ha existido un consenso sobre el surgimiento de avances científicos y tecnológicos suficientemente relevantes como para pensar sí es que estamos avanzando a la sexta revolución tecno-económica, sin embargo, no existe consenso sobre sobre cuál es esa tecnología generadora de un nuevo “big-bang”, ¿será la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial, o una combinación de ellas? En cuanto a la nueva materia prima impulsora de nuevos sectores económicos, se han hecho especulaciones sobre cuál será la que venga a sustituir al silicio, ¿será el litio, el grafeno?, ¿acaso la sustancia activa que desactive eficazmente la familia de coronavirus?, no lo podemos saber aún.
La era post-COVID sin duda plantea retos conceptuales y prácticos sumamente importantes de adaptación a una nueva realidad, ciertamente desconocida, que más sin embargo de forma paradójica, establece la urgente necesidad de regresar a una “nueva normalidad” que permita recuperar las empresas y empleos perdidos. La historia económica nos da argumentos para pensar que quizás estamos parados justo en un momento secuencial inaplazable, que estamos experimentando una secuencia inherente al sistema económico capitalista, que estamos justo en el momento histórico “big-bang” provisto por circunstancias sanitarias inéditas. El agotamiento de sectores económicos antes impulsores, hoy no están permitiendo tasas de crecimiento superiores al 3% anual, salvo países como China, que no obstante sus tasas de han caído fuertemente en los últimos años. La crisis COVID-19 tiene una característica que ninguna antes había presentada, esta es completa en la dinámica del estudio del equilibrio económico, si es que éste existe, me refiero a que es una crisis de oferta y demanda, las dos caras de una misma moneda. La interconectividad máxima entre países por razones económicas parece ser llegó a su cima, la crisis sanitaria y su velocidad de expansión logro destruir en cuestión de días las cadenas de valor montadas a lo largo del último paradigma tecno-económico, quizás es ya insostenible la forma en que esta vecindad mundial ha soportado sus procesos económicos.
Si tomamos como válida esta hipótesis de estar en presencia de una sexta ola global, podemos entonces entender en gran parte la naturaleza de esta crisis económica inédita, en consecuencia, debemos conducirnos a un replanteamiento de los medios de reproducción, el que teníamos, simplemente llegó a su etapa de crisis estructural, insostenible desde la perspectiva ambiental, social y de desarrollo. Esto nos precisa generar estrategias verdaderamente aceleradas de cambio hacia una economía más resiliente, una economía capaz de aprender a aprender y adaptarse de forma rápida a las nuevas necesidades orientadas por la generación, difusión y asimilación de nuevas tecnologías y conocimientos, que necesariamente tendrían que estar vinculados a sectores como el de la salud, la seguridad en un sentido amplio, la identidad y arraigo local en prácticas de consumo e inversión, así como los motores económicos de “nueva industria” intensiva en el conocimiento, ligada transversalmente sin duda al factor sustentable y responsabilidad social.
Obviar que esta crisis no está vinculada a grandes ciclos de largo plazo que transforma las células mismas de la economía y la convivencia social, quizá pudiera inducirnos a un retorno de una vida normal que más sin embargo puede generar consecuencias aún impensables. COVID-19 a mi parecer, vino a catalizar la necesidad de un proceso de destrucción creativa que brinda una gran oportunidad a reconstruir las tesis de una economía distinta, basada en un uso intensivo del conocimiento.
Referencias
Feliz, Raúl. Rueda de prensa sobre el estado de la economía de México ante la crisis COVID-19, Centro de Investigación y Docencia Económica, A.C. (05 mayo 2020), recuperado en https://www.facebook.com/CIDE-171665890963/
Kondratieff, Nikolai D. (1926) "Los grandes ciclos de la actividad económica", en Gottfried Haberler (Ed.) Ensayos sobre el Ciclo Económico, México: Fondo de Cultura Económica, segunda edición, 1956, pp. 35-56.
Mandel, Ernest (1979) "Las ondas largas en la historia del capitalismo".En El capitalismo tardío. México: Editorial Era, 1986, pp. 106-144.
Nota de prensa publicada por la Comisión Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el día 11 de mayo de 2020, recuperado en https://www.coneval.org.mx/SalaPrensa/Comunicadosprensa/Documents/2020/Comunicado_06_POLIITICA_SOCIAL_EN_CONTEXTO_COVID_19.pdf
Pérez, Carlota. Revoluciones tecnológicas y capital financiero, la dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de bonanza. México: Siglo XXI Editores, 2005.
Schumpeter, Joseph A. (1935) "Análisis del Cambio Económico". En Gottfried Haberler (Ed.). Ensayos sobre el Ciclo Económico. México: Fondo de Cultura Económica, segunda edición, 1956, pp. 17-34.
https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?end=2018&start=1971
RUBÉN SALAZAR JASSO
Facultad de Economía “Vasco de Quiroga”
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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