Woman Standing Near Brown Wooden Cabinet by Bench-Accounting, fotografía tomada de https://wunderstock.com/photo/woman-standing-near-brown-wooden-cabinet_gUgky3ANtx5B
La presente es una reflexión de mi sentir como madre de tres jóvenes estudiantes, todos de nivel superior, hija, maestra, ama de casa, e investigadora, en la que muy probablemente otras mujeres se sentirán identificadas. Comenzaré por narrar que, si bien este problema de salud pública ya había aparecido en otro continente desde finales del 2019, nadie pensamos de qué manera iba a impactarnos a todos desde mediados de marzo. Tuvimos un fin de semana largo, del que ya no regresamos, y que con mucha incertidumbre enfrentamos ya a más de 90 días de su inicio. Noticias iba y venían del impacto en la salud y economía que el COVID-19 había tenido en otros países, y a pesar de que tuvimos ya una contingencia en 2009 por la pandemia de Influenza H1N1, en la que fuimos confinados durante una semana, jamás pensamos por cuánto tiempo se iba a prolongar o de qué forma iba a impactar en nuestro día a día, nuestra economía, relaciones familiares y el proceso de enseñanza que, hasta ese momento era diferente.
Esta Pandemia de COVID-19, dejó ver no solo las carencias de los gobiernos en materia de recursos para la salud; sino además puso en evidencia las deficiencias que existen en las Universidades respecto del uso y manejo de las TIC´s (Tecnologías de la información y comunicación), tanto por parte de alumnos como de profesores, así mismo se presentaron daños colaterales a la salud mental derivados del confinamiento obligatorio que por más de 90 días se ha venido realizando, dejando ver con claridad que en nuestro País no estamos preparados para atender de manera eficiente las demandas en cuanto a Educación Superior se refiere.
Nosotras como madres, en mi caso jefa de familia, hemos enfrentado no solo el reto de adaptarnos a tener convivencia constante con nuestros hijos, estudiantes universitarios, quienes al igual que nosotras las profesoras universitarias, tenemos que echar mano de todos los recursos tecnológicos para llevar a cabo nuestro trabajo como docente, preparar clase, dar conferencias online y pensar en actividades que fomenten la creatividad de nuestros alumnos, (por cierto, todos acostumbrados a las clases presenciales), de esta forma, en ocasiones tenemos que compartir el mismo horario y cada uno estar en conferencias en tiempo real, en mi caso en un departamento pequeño, en el que además de las labores docentes, tengo que mantener un espacio limpio y sanitizado, preparar alimentos y organizar actividades de convivencia con la familia.
Narraré un día cualquiera, en el que, por cierto, ya no sabes si es lunes o viernes; me despierto a las 7 y me preparo un café; ya uno de mis hijos se encuentra en clase en línea y procuro no hacer ruido para no interrumpirlo. Acto seguido me dirijo a mi habitación a abrir ventanas y comenzar con la limpieza del hogar. Ya son las 8 y mis otros dos hijos, cada uno en una recamara se encuentran en sus clases en línea, por lo que me baño y arreglo para desayunar todos como familia y platicar, porque a las 10 am tengo clase en Zoom y tengo que verme presentable, ya soy un ejemplo para mis alumnos. Los nuevos tiempos requieren adaptarnos a esta nueva forma de enseñanza hibrida, por lo que será igual que estar en el aula, pero a distancia. De pronto me encuentro ante el reto de prepararme y más en este ámbito, y lo hago.
Más tarde preparo la comida en el tiempo que tengo entre mis horas de clase, para poder comer sano, que en estos tiempos resulta indispensable para mantener una buena salud. Comemos todos juntos, platicamos acerca de los cambios que se están suscitando en la sociedad con la adaptación a la nueva normalidad. Terminamos de comer y entre todos recogemos y limpiamos, para más tarde comenzar a hacer ejercicio en casa (yoga en mi caso), ejercicio aeróbico y pesas en el caso de mis hijos… nuestra sala ahora se transforma en un gimnasio y que después de ser sanitizado se convertirá en salón de juegos de mesa, donde cada uno de nosotros comparte sueños, risas y frustraciones, además de incertidumbre de cuándo y cómo hacerle entender a la gente que la vida ya no puede volver a ser la misma de antes de la pandemia, porque justamente fue ese estilo de vida el que ha acarreado los problemas de salud de que nos aquejan en el día a día. Proponemos y soñamos con que la gente haga conciencia de tener un estilo de vida saludable y vemos a través de la ventana y en las redes sociales, cómo la incredulidad de la gente, o quizás la ignorancia los lleva a tener el estilo de vida de antes, argumentando que “el virus no existe” o que de “algo se han de morir”, sin pensar en que muy probablemente que por su irresponsabilidad mueran varias personas y entre ellas su propia familia. Planteamos y replanteamos que podemos hacer para hacerle ver a la gente, primero los amigos, y después a los demás acerca de la importancia de cuidarnos y cuidar a los demás.
Por mi parte como profesora e investigadora, me he dado a la tarea, de fomentar la cultura y el cuidado de sí mismos a mis alumnos, he intentado estimular su creatividad para que elaboren videos informativos a la comunidad, aprovechando las redes sociales, y dejar un mensaje positivo a la sociedad.
Quizás aún no se encuentre la cura para el coronavirus, pero sin duda la enfermedad más grave es la ignorancia, y esa está en nuestras manos combatirla a través de información confiable y del ejemplo que como madres- profesoras, damos a nuestros hijos y alumnos.
PERLA JACARANDA DE DIENHEIM BARRIGUETE
Facultad de Salud Pública y Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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