Ramo de flores rústico, de Jazmin Quaynor. Tomada de https://unsplash.com/photos/RBtPAOgHxuI
Es interesante esta dinámica de poder escribir y compartir lo que han sido estos meses de confinamiento, ejerciendo en cada momento todos los roles de mi vida. En tiempos habituales, solía (bueno, trataba) de separar los diferentes papeles que desempeño, el ser esposa y organizadora de la casa, el ser hija y cuidadora de mis padres, el ser madre y orientadora de mis hijos y el rol de ser “Buena Maestra”, interesada con el aprendizaje de mis alumnas y alumnos. Aaaaah, y el de ser amiga, uno que me relaja, alegra y compromete.
Pero ahora en tiempos de COVID-19 creo que todos y en todo momento se juntan, quiero concentrarme en el trabajo frente a la computadora, pero se ofrecen mil cosas que llaman mi atención; trato de separar los momentos del día para cada una de las tareas, pero en convivencia familiar llega un momento en el cual tengo que priorizar, que es lo más urgente que debo atender.
Puedo decir que a medida que ha pasado el tiempo, he adquirido mayores habilidades tecnológicas y de rapidez… jejeje ¡Cómo hacer 2 ó 3 cosas a la vez! (revisar tareas, cocinar y ayudar a encontrar algo perdido en casa), sin embargo, poder pensar o voltear para hacer algo “EXTRA”, como escribir artículos, continuar con los proyectos de investigación o revisar revistas indexadas es, realmente complicado.
Después de 20 años de cátedra ya estaba acostumbrada a ser dueña de mi tiempo, a organizarme y a ser muy práctica; al mismo tiempo, ya con hijos adultos, esposo que sale a trabajar fuera de la ciudad, horarios fijos de docencia, ejercicio, etc. tenía una vida cómoda, organizada y con actividades que me gustan, pero ahora con el COVID-19 en el confinamiento, ha regreso todo a casa.
Sin embargo, no todo ha sido malo. El reencuentro familiar con mis hijos que ya no vivían en casa, el fluido de las emociones que suben y bajan, los juegos de mesa, las charlas tranquilas y las nuevas clases virtuales, me han llevado a ver las cosas de manera diferente.
Siempre he sentido la vocación de enseñar, me gustan mucho compartir, explicar e interactuar con las y los chicos, en las clases presenciales, el preguntarles la tarea del día anterior, saber si entendieron los temas, buscar la forma de captar su atención, descubrir a los alumnos líderes o lideresas o detectar a aquellas o aquellos chicos que necesitan más apoyo. Me llena de energía, me llena de vida.
Ahora, en este nuevo mundo virtual, al principio con un poco de temor por entender la tecnología o verme ante los chicos inexperta, empecé a dar clases en la computadora y me encontré con algunos inconvenientes, que de verdad me dan mucha impotencia, el ver a algunos de mis alumnos que no pueden conectarse por falta de internet o computadora, el que no estén en las clases por falta de tiempo por tener que trabajar, me ha llevado a hacer un doble esfuerzo: ¡A PONERME LA CAMISETA!
Formé un grupo de repaso y asesoría adicional para nivelar a estos chicos y chicas que, por estas problemáticas, reprobaron el 1er. examen parcial, así es que, además de las clases virtuales les doy asesorías a este nuevo grupo. Por si fuera poco, dentro de las plataformas académicas, el revisar cada tarea de ejercicios prácticos (unas 10 en el semestre) y exámenes a más 100 alumnos ha sido una tarea titánica, bueno facilita un poco que, en este semestre le doy clases a 4 secciones la misma materia.
Además el sentir los agradecimientos sinceros de mis alumnas y alumnos, que el día de la madre y/o del maestro (a), me enviaron varios mensajes muy emotivos y cariñosos, también me ha llevado a esforzarme y a seguir ¡PONIÉNDOME LA CAMISETA!
¡Qué expresión tan coloquial! me refiero a dar lo mejor de mí en estos tiempos de confinamiento. Hace días recibí un mensaje por WhatsApp de Rafael, uno de mis alumnos (que en razón de la verdad, no alcance mucho a conocer, ya que la contingencia nos agarró desprevenidos) del cual Andrea, la jefa de esa sección ya me había platicado: Maestra: casi no hay internet aquí en mi rancho donde vivo, a 2 horas de Huetamo, he tenido que trabajar mucho en el campo, porque mis papas ya son grandes, ahorita vine al ciber y le mando las fotos de la tarea aunque sea atrasada, para que me la tome en cuenta… O el de Roberto: Maestra hoy no me puede conectar a su clase, porque sólo tenemos una compu en la casa y mis hermanos chicos la usan en las mañanas …. por ellos, por nuestra universidad y por México ¡ME PONGO LA CAMISETA!
El aislamiento me ha permitido también ejercer un reencuentro con la naturaleza. Sin tanto ruido o bullicio, en calma y reflexionar situaciones que me preocupan y me ocupan, no tanto por la epidemia o el contagio, sino por la situación económica del pueblo de México, de nuestra Morelia y de nuestra querida Universidad; veo, oigo y percibo en cada momento situaciones de estrés, de cierre de comercios, de desesperación laboral, entre familiares, alumnos o personas de se quedan sin trabajo y que cada vez están más cerca de mí.
Dentro de la Universidad Michoacana, de la cual me siento profundamente orgullosa, soy nicolaita de corazón y he laborado más de 20 años dando clases; he visto un devenir prometedor y a veces contraído, sin embargo, nunca me había tocado una tan larga suspensión de actividades, por eso creo que debemos, como parte integral de la dependencia, poner cada vez más empeño para salir adelante. Creo que tarde o temprano teníamos que brincar a la modernidad educativa y virtual y esto ha sido un empujón forzado... pero, a fin de cuentas, necesario, vanguardista y con buenas expectativas para todos y todas.
Finalmente, sé que mi querida universidad también dará ese brinco, esa adaptación a la nueva normalidad que tanto nos mencionan ¡y que está sucediendo! y espero que la colectividad universitaria lo sepamos recibir con profesionalismo y entrega y que todos y cada uno de los que la integramos… ¡NOS PONGAMOS LA CAMISTA!
MARÍA EUGENIA ROMERO OLVERA
Facultad de Contaduría y Ciencias Administrativas
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Me lleno de alegría leer este texto. Sin duda han sido altas y bajas, pero nada que no podamos superar como la gran familia que somos.
Eres una gran mujer y has sido mi ejemplo siempre. Mi admiración a ti es profunda, gracias por siempre recibirme con los brazos abiertos y darme serenidad, te amo madre.
¡¡Espero un libro pronto!!
Con todo mi corazón y mi cariño, Euge.
Un abrazo
Te felicito por tu gran contribución a la Universidad y por tu constante esfuerzo por sobreponerte a estos nuevos retos personales y profesionales. El mundo ha dado un giro drástico, sin mucha anticipación y ahora todos tenemos que aprender habilidades técnicas en lapsos de días y depender de la infraestructura de telecomunicacio nes que, cómo dices, no favorece a todos.
Pero la vida tiene que seguir. Mantente fuerte y con muchas ganas como siempre !
Tu hijo, Oscar
PS. Te pido que no dejes de escribir. Me encantó tu texto !
Te felicito por la gran aportación que haces a nuestra sociedad y sobre todo la madre Ejemplar que eres.
Muchas felicidades 👏🏻👏🏻
Report