Fotografía de Edward Jenner, en Pexels, tomado de www.pexels.com/es-es/foto/macro-seguridad-brillante-concepto-4031867/
La enfermedad llamada Covid-19 es un proceso infeccioso de tipo viral y el agente responsable es un miembro de la Familia Taxonómica (clasificación) Coronaviridae que recibe el nombre oficial SARS-CoV-2. La patología que se manifiesta recibe la denominación de Síndrome Agudo Respiratorio (SAR). Es importante entenderla porque define la insuficiencia respiratoria que se presenta en los pacientes con mayor compromiso en su salud y muestra que la enfermedad es un proceso sistémico, que afecta otros órganos y sistemas en los pacientes infectados ¿resta entender cómo se desarrolla el Síndrome Respiratorio que provoca en algunos casos la muerte?
Sistema Vascular. Este sistema es uno de los más complejos y dinámicos que se tienen en el cuerpo humano y regulan el funcionamiento de otros sistemas y permiten, en todo caso, mantener la vida del paciente. Para esto todos los órganos reciben un aporte sanguíneo y por lo tanto permiten los fenómenos de transporte de gases (oxígeno y bióxido de carbono) e intercambio de gases en los órganos, lo cual asegura el metabolismo y la respiración celular, sostén de la vida.
Estos fenómenos fisiológicos se logran por la complejidad celular del sistema vascular, el que está dividido en venas, arterias y vasos capilares, estos últimos son reactivos a diferentes estímulos, bioquímicos y celulares, permitiendo un mayor o menor aporte sanguíneo (gasto cardiaco), regulando por ejemplo la respiración a nivel pulmonar.
Los vasos capilares al interior de ellos presentan un tipo celular endotelial, que son los responsables de múltiples funciones como: el control del tono arterial, la fibrinolisis y el crecimiento vascular (angiogénesis), por lo tanto, en condiciones fisiológicas el endotelio previene la inflamación y evita la formación de coágulos sanguíneos. El endotelio está implicado en diversas patologías de naturaleza vascular como la ateroesclerosis, la vasoconstricción coronaria y la isquemia miocárdica y recientemente reportado en algunos pacientes infectados de SARS-CoV-2. Específicamente las células endoteliales pulmonares guardarán relación con la enfermedad infecciosa y su papel clave en el inicio y posterior propagación del SAR. Con el SARS-CoV-2 las células endoteliales alteran la integridad de la funcionalidad vascular. Esto puede desencadenar un edema tisular (acumulación de líquido en pulmones), inflamación del endotelio (endotelitis), activación de las vías de coagulación e infiltración de células inflamatorias (macrófagos). Entender cuál es la relación entre las células endoteliales, la infección viral y los cambios en la respuesta inflamatoria que favorecen los eventos pro trombóticos asociados a la COVID-19 es importante para desarrollar nuevas estrategias preventivas y terapéuticas.
El reporte científico relevante que mostraba que el coronavirus SARS-CoV-2 infectaba a las células endoteliales fue publicada en marzo de este año por la Dra. Zsuzsanna Varga. Este primer trabajo mostró que el SARS-CoV-2 había infectado a las células endoteliales de los pacientes, inflamando tanto el tejido respiratorio como el endotelio de otros órganos vitales, lo que explicaría el fatal y rápido desenlace en estos pacientes, debido a que el COVID-19 originaba diversos síntomas no atribuibles a una infección respiratoria y daños en órganos vitales (función renal y función cardiaca) por la formación de trombos. De esta manera involucrando directamente al tejido endotelial a nivel capilar se puede explicar que la enfermedad viral evoluciona con severidad en pacientes que presentan otras comorbilidades (enfermedad previa o asociada a una enfermedad secundaria) que comprometen el tejido vascular, como la hipertensión, la Diabetes Mellitus y algunos tipos y grados de obesidad, las que constituyen un importante factor de riesgo de complicación en este proceso infeccioso.
Los daños tisulares directos (daños a tejidos) sobre el endotelio pueden acompañarse de otras consecuencias indirectas, por la alteración de las uniones entre las células endoteliales que puede desencadenar una coagulación sanguínea no regulada. Por otro lado, la obstrucción de los vasos capilares pequeños por las células inflamatorias (macrófagos), unido a la posible trombosis en vasos arteriales mayores, puede favorecer una isquemia (disminución del volumen sanguíneo) en el tejido pulmonar. Aunque la inflamación y la coagulación son mecanismos de defensa esenciales en el organismo, en la COVID-19 su hiperreactividad descontrolada puede provocar un daño irreversible y fatal para el paciente. Por lo tanto se deben desarrollar estrategias preventivas y terapéuticas que tengan como blanco la protección el tejido endotelial. En este sentido se cuenta hasta el momento, de manera específica, a los anticoagulantes, los inflamatorios esteroideos (dexametasona, por ejemplo), que actúan a nivel de la reactividad del tejido vascular y disminuyen la inflamación; mas se debe revisar el papel farmacológico de los medicamentos conocidos como las estatinas, las que son conocidas por su efecto estabilizador del endotelio y su capacidad para bajar el colesterol, prevenir la agregación plaquetaria y así evitar la coagulación al evitar la formación de placas en las arterias, previniendo el desarrollo de fallos multisistémicos, en la COVID-19. Aunque aún es pronto para tener una respuesta terapéutica definitiva, todo apunta a que los tratamientos que evitan el daño endotelial podrían ser efectivos para los enfermos de COVID-19, así como reforzar las medidas de higiene entre la población, con absoluto respeto a los derechos humanos.
RAFAEL ORTIZ ALVARADO
Facultad de Químico Farmacobiología
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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