María Amalia Gracia
Josefina Cendejas Guízar
Coordinadoras
Ana Caren Alvarado González
Eduardo Enrique Aguilar
Claudia Rosina Bara
Luis Bracamontes Nájera
Yaayé Arellanes Cancino
Josefina Cendejas Guízar
Rocío García-Bustamante
María Amalia Gracia
Irais Juárez González
Norma Helen Juárez
Nadia Carolina Mendoza Barcenas
David Sébastien Monachon
Helda Morales
Diego Mauricio Montoya Bedolla
Héctor Nicolás Roldán Rueda
Pamela Santillana Vallejo
Maricela Sauri Palma
Autores
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
ISBN: 978-607-542-243-5
El Colegio de la Frontera Sur
ISBN: 978-607-8767-86-1
DOI. https://doi.org/10.35830/lib.iapp
Primera edición, 15 de noviembre de 2023, Morelia, Michoacán, México.
La pandemia global y las medidas de confinamiento y de regreso a la llamada “nueva normalidad” adoptadas por cada país y región generaron cambios profundos –que aún no terminamos de dimensionar–en la cotidianeidad, sociabilidad y en las actividades socio-productivas y reproductivas de amplios sectores de la población. Tales cambios nos desafían a generar respuestas para lidiar y adaptarnos de la mejor manera posible a un mundo cada vez más volátil e impredecible.
Las posibilidades de respuesta y adaptación no son iguales para todas y todos, no porque algunos sean más listos o resilientes sino, sobre todo, porque los riesgos y vulnerabilidades que muestran los sistemas sociales, políticos, económicos y de biodiversidad para enfrentar un evento de tal magnitud y duración no se distribuyen de manera homogénea en la población. En efecto, estas inseguridades se intensifican para ciertos sujetos: niñas, niños y mujeres indígenas, las y los jóvenes, al igual que para sectores y actores sociales como los campesinos y trabajadores sin salario, que vienen acumulando desventajas estructurales a partir de procesos históricos, políticas y relaciones de dominación que los vulneran.
Como respuesta ante este panorama de profunda crisis, diferentes actores sociales se han ido organizando individual y colectivamente para satisfacer sus necesidades de alimentación y nutrición, cuidado, ingresos, seguridad, vivienda y educación, mediante distintas propuestas y procesos.
La obra que tenemos el gusto de presentar trata sobre un tipo particular de experiencias de este vasto universo: las iniciativas agroalimentarias locales que se desenvuelven en variados contextos regionales y micro regionales de México y promueven el derecho humano a la alimentación, el cual no se limita a la posibilidad de acceder de manera suficiente a alimentos sanos (seguridad alimentaria) sino que se expresa en el derecho al acceso a la tierra para cultivar los alimentos, a conservar las propias semillas y a utilizar los conocimientos asociados al patrimonio biocultural de cada pueblo (Vía Campesina, 2003). Estas iniciativas son en sí mismas diversas y plurales; en ocasiones llamadas tradicionales, agroecológicas, orgánicas o permaculturales, incluyen prácticas protagonizadas por pequeños productores, campesinas y campesinos, cooperativas de producción y consumo, pequeñas empresas, colectivos de mujeres y jóvenes, consumidores organizados y no organizados, redes de abasto alimentario local, mercados ecológicos, abocados a satisfacer necesidades de reproducción social.
Muchas de las prácticas que aquí se refieren vienen desplegándose desde hace décadas en distintos procesos agroalimentarios que van desde la producción en huertas urbanas, milpas, traspatios, parcelas, escuelas, hasta la transformación, distribución y consumo e involucran espacios rurales y urbanos. En general, se encuentran dispersas, invisibilizadas y tienen gran dificultad de articulación, al tiempo que han contado con poco respaldo por parte de las instituciones públicas en diferentes niveles de gobierno.
Considerando lo anterior, este trabajo nos convocó a reflexionar y acompañar estos procesos enfocándonos en la manera en que quienes integran estas iniciativas afrontaron la llegada de la pandemia y las medidas iniciales de confinamiento, así como las sociabilidades emergentes y las estrategias que han ido creando las familias, organizaciones y colectivos para sostener sus actividades ante un evento que ha transformado profundamente su cotidianeidad, el tiempo de trabajo dedicado a los cuidados, a la organización para el trabajo asociativo, al empleo asalariado, así como la forma de relacionarse y proyectarse individual y colectivamente. ¿Cómo hicieron para enfrentar un evento de tal magnitud como la pandemia? ¿De qué manera colaborar con ellas y comprenderlas sin idealizarlas o reducirlas? ¿Cuál es su aporte para afianzar las redes locales alimentarias en contextos cada vez más complejos y desafiantes? ¿Cómo contribuir con su fortalecimiento y articulación de modo que se encaminen cada vez más hacia la reproducción ampliada de la vida, es decir, que puedan resolver sus necesidades de reproducción social de manera sostenida, equilibrada con el ambiente en el que se desenvuelven y de acuerdo con sus aspiraciones socioculturales?
Las anteriores son algunas de las preguntas que nos convocaron como grupo y nos motivaron a plantearnos un proyecto de investigación que resultó beneficiario del financiamiento de CONACYT3 y sobre el que se basa este libro. A partir de dicho proyecto –que se efectuó entre junio de 020 y febrero de 2021– las y los autores de la obra buscamos identificar y potenciar el alcance de estas prácticas e iniciativas agroalimentarias protagonizadas por distintos actores sociales de las economías populares, sociales y solidarias en contextos urbanos y periurbanos, rurales e indígenas, a fin de contribuir con su funcionamiento durante la emergencia sanitaria y sentar bases para su ampliación y fortalecimiento en la pospandemia. Nos interesaba conocer su papel para enfrentar las necesidades alimentarias, de ingreso, de seguridad social de quienes las protagonizan, identificar y ayudar a articular canales alternativos de mercadeo así como contribuir con la posibilidad de una oferta de productos variada y accesible a un mayor volumen de población, y no solo a ciertos sectores con ingresos suficientes para alcanzar un consumo más sano y sostenible desde el punto de vista ambiental. Considerando además la prioridad de facilitar el acceso universal a las tecnologías de la información, en un marco que favorezca la solidaridad, la articulación de esfuerzos y la co-creación de conocimientos útiles, buscamos ir en esa dirección y avanzar en la co-construcción de una plataforma digital que facilitara organizar el intercambio de saberes, conocimientos, productos y servicios dentro y entre las microrregiones y regiones.