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Para Rigoberto
Dijo Schelling, “siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado”. La palabra alemana que es traducida como “siniestro” es Unheimliche. Parecería ser lo contrario de Heimlich (familiar, conocido, íntimo), pero no es tan fácil. Ya Sigmund Freud estudió (en un ensayo que lleva por nombre, precisamente, Das Unheimliche, 1919) las peculiaridades de esta palabra; para abreviar, es una palabra ambivalente, que reúne dos nubes semánticas: una tiene que ver con lo hogareño y acogedor, la otra, se extiende desde esa primera a través de lo íntimo hasta lo que es secreto y oculto. “De algún modo, unheimlich es una variedad de heimlich” (Freud). Dicho de otra forma, lo ominoso (prefiero esta palabra que siniestro) emerge en nuestra vida no desde lo más extraño sino desde lo que nos es familiar.